Los hitos que dieron sello a nuestro colegio
*Esta línea de tiempo está basada en el libro “125 Años de Historia” escrito por las ex alumnas Denise Baumgarten Muñoz y Carolina Rutllant Feliú.
1880: “La Fundación”
La apertura del SC se produjo en un momento decisivo en la historia de Chile y específicamente de la mujer chilena. El país se encontraba en plena Guerra del Pacífico, por lo que muchas mujeres tuvieron la obligación de reemplazar a los hombres en distintas actividades.
El 1° de julio de 1880 comenzó el arriendo de una casa en el número 17 de la calle Vergara, por mil pesos al año. Una construcción de tres pisos, con espaciosos jardines y patios de juegos, que sería el lugar de origen de un colegio fundado por misioneros metodistas norteamericanos y que pondría la primera piedra a una educación de vanguardia, libre de influencias religiosas y con un alto nivel de exigencia académico. Los principios que guiaban a los fundadores y maestros del Santiago College radicaban en que "todo sistema de educación debe desarrollarse y ejercitar las naturalezas físicas, intelectuales y morales, con el fin de preparar a la juventud para importantes responsabilidades de vida como ciudadanos de Estado, como miembros de las comunidades sociales, políticas y comerciales, de la familia y del hogar, y como sinceros adoradores de Dios".
El Santiago College fue fundado el 1° de octubre de 1880 con el apoyo y supervisión del Board of Foreing Missions of the Methodist Episcopal Church. Tal como dice la constitución del colegio, “el propósito es ofrecer a las niñas y mujeres de Chile una educación cristiana, pero sin sectarismo, y alcanzando los más altos ideales de la educación”. Además, desde un principio el SC fue absolutamente bilingüe, fomentando que profesores y alumnos hablaran a toda hora en inglés. Este idioma era considerado por sus fundadores como “la verdadera llave de oro de la educación moderna”.
A pesar de la campaña publicitaria y de todo el esfuerzo realizado por su organizador, Ira Haynes La Fetra, el colegio comenzó las clases el 4 de octubre con solo siete alumnas y en su mayoría hijas de extranjeros.
Cuando el colegio abrió sus puertas, escandalizó a la sociedad santiaguina con sus clases de gimnasia femenina. Fue difícil convencer a los padres de los beneficios que estas “modernas prácticas” traerían a la salud, pero sus fundadores se mantuvieron firmes y fieles a su misión de marchar a la vanguardia en el sistema educacional chileno.
Otra innovación que causó revuelo durante la apertura del colegio fue el kindergarten. El revolucionario sistema de educación para pequeños creado por el insigne educador alemán Friederick Von Froebel, y que fue instaurado por primera vez en el país. Este sistema pretendía sacar el mayor provecho de los primeros años de vida del niño, cuando su mente es mucho más amoldable y entrenable para construir cimientos de su futura educación.
1881: “Primera infancia: un periodo difícil”
Los primeros años fueron tiempos muy difíciles, de grandes esfuerzos y sacrificios. En primer lugar, los profesores escaseaban, por lo que la carga de trabajo para los que había era muchas veces excesiva. Además, mantener el edificio de la calle Vergara era muy costoso y tampoco poseía las comodidades necesarias para instalar el tan anhelado internado.
Por otro lado, la tolerancia religiosa que propiciaba el colegio era considerada como una amenaza por las familias tradicionales chilenas, ya que que iba en contra de las costumbres de esa época. No obstante, todos estos obstáculos hicieron que los fundadores del Santiago College tomaran con fuerza el nuevo desafío, lo que pudo verse reflejado en marzo de 1882 con el considerable aumento del número de alumnas. Esto hizo necesario trasladarse a un edificio más grande ubicado en el número 219 de la Alameda de las Delicias.
1887: “Edificio propio”
En 1886, el Transit and Building Fund Society (Sociedad de Fondos para Viajes y Construcciones), que había formado el obispo William Taylor para el pago de transporte de profesores y misioneros , y que estaba a cargo de la dirección del colegio, adquirió un terreno por 35 mil pesos para construir un nuevo edificio que se ubicaría en Agustinas con Brasil. El edificio, que albergaría al SC por 45 años, se inauguró al comenzar el año escolar en 1887 y, según documentos de la época, era el mejor establecimiento para mujeres en cuanto a modernidad, espacio y equipamiento.
Además de lujosas instalaciones para los dormitorios del internado, el nuevo edificio tenía un enorme comedor, salas de clases amplias e iluminadas y dependencias especiales para música y pintura.
Siete años después de su fundación, el colegio contaba con 184 alumnos, en comparación con los siete de sus inicios. Entre ellas se encontraban las hijas del ex presidente Aníbal Pinto, los hijos del ex presidente Manuel Balmaceda, así como también, los hijos del capitán Arturo Prat y cuatro nietos del ex presidente Domingo Santa María.
La consolidación del colegio para señoritas fue provocando una muerte paulatina del colegio de hombres, el cual fue cerrado por completo en 1884 por el matrimonio La Fetra.
1904: “Despedida de los padres fundadores”
A comienzo de 1904 Adelaide Whitfield anunció su partida a Estados Unidos junto a su marido Ira La Fetra. A pesar de que era un viaje voluntario, se le hacía difícil dejar su labor en el colegio, donde había trabajado por más de 20 años y visto crecer desde sus orígenes. En su carta de despedida, Mrs. La Fetra reafirmó los puntos centrales que le dieron fama al Colegio en todo el periodo en que fue directora y que quedaron grabados para siempre en la memoria de las alumnas: excelencia académica, formación moral, enseñanza de vanguardia, profesores altamente calificados, gimnasia obligatoria y bilingüismo.
1920: “Miss Swaney y la transición”
Desde la partida de Mr. Y Mrs. La Fetra aires de nostalgia corrían por los pasillos. El colegio había perdido el impulso de sus primeras décadas junto con el carisma que le imprimieron sus fundadores durante los años que permanecieron en Chile. La dirección del establecimiento cambió varias veces de manos, lo que en muchas ocasiones no fue beneficioso para el SC.
Desde 1915 hasta los primeros años de la década del 20, el colegio sufrió muchos cambios no exentos de conflictos y dificultades. Si bien esto no se reflejaba en la cantidad de matrículas, que iban en aumento, el prestigio que el SC alcanzó en tiempos de los La Fetra se desvanecía lentamente. Fue en ese momento cuando llegó a Chile quien sería una de las protagonistas en la historia del Santiago College.
Mary Firebaugh Swaney había quedado viuda luego de que su esposo muriera fulminado por un rayo. Con 28 años y devastada por la tristeza esta profesora, titulada en Wesleyan College se embarcó a Sudamérica para rehacer su vida.
“En un día frío de julio del año 1920, Mrs. Mary F. Swaney llegó a Chile. Han pasado 20 años y todavía puedo ver su encantadora sonrisa cuando nos saludaba a todas y hablaba de nuestra linda ciudad y de nuestras hermosas montañas, en vez de quejarse de la humedad y del frío. Y así ha sido desde entonces, siempre buscando lo mejor de las cosas y de la gente, ayudando a todos a dar lo mejor de sí mismos”, describió una de sus alumnas en el College Mirror, el diario estudiantil que tenía el colegio en esa época.
La colonia norteamericana residente en Santiago estaba orgullosa de ella y las ex alumnas se sintieron motivadas a volver a su Alma Mater después de permanecer mucho tiempo alejadas.
Mrs. Swaney fue considerada como la directora de transición, porque de su mano el SC dio el paso más grande de su historia: se trasladó a un nuevo y moderno edificio ubicado en la calle Lota con avenida Los Leones.
1925-1930: Elisa Parada de Miguel
Elisa Parada de Miguel, miembro de la promoción de alumnas de 1893, fue la principal benefactora del nuevo establecimiento ubicado en la calle Los Leones. Como regalo de matrimonio, su esposo, el filántropo norteamericano Moses Miguel, le ofreció patrocinar un proyecto en Chile. Ella viajó desde Nueva York a su país natal y escogió darle nuevos aires a su querido Santiago College.
El colegio debía mudase hacia el sector oriente de la ciudad, donde estaban ubicados los nuevos barrios residenciales. Además, los edificios y el equipamiento de Agustinas ya no satisfacían las necesidades de una educación de vanguardia a la altura de los estándares norteamericanos. “Mr. Miguel está de acuerdo. Tendremos el mejor colegio de Sudamérica. Deberá ser el ejemplo de la mejor educación ofrecida en Norteamérica… envío desde ya 20 mil dólares como demostración de mi compromiso con el proyecto”, escribió entusiasmada en su regreso a los Estados unidos.
Según los planes, el colegio tendría salas de clases para 500 alumnas y un internado para 150 niñas, biblioteca, salas de música, laboratorios modernos de física y química, un departamento completo para economía doméstica, gimnasio, jardines espaciosos y facilidades para la práctica de deportes al aire libre.
Gracias a la donación de Elisa Parada actualmente los exalumnos del Santiago College son en parte herederos de esta institución. El estatuto señala: “Terminada la Fundación –por cualquier motivo- sus bienes pasarán a la corporación denominada Santiago College Alumni Association, la cual, de común acuerdo con el Board of Trustees of Santiago College, le dará una finalidad semejante a la de la Fundación”.
1930: “El cincuentenario y la construcción”
El 1° de octubre de 1930 el colegio cumplió sus Bodas de Oro. La fiesta del cincuentenario comenzó con una ceremonia donde la directora, Mrs. Swaney, presentó oficialmente la bandera del Santiago College donada por Elisa Parada de Migel. Era de color celeste y en el centro tenía el símbolo de la educación: una mujer sentada en un trono, coronada con laureles y rodeada de libros. Alrededor de ella se bordó el lema: “La Educación Ennoblece”.
Desde ese día la bandera ha estado siempre presente en todas las ceremonias del colegio, convirtiéndose en un emblema para todos los ex alumnos y futuras generaciones.
La celebración duró tres días y la ceremonia más importante se realizó el 3 de octubre en el terreno de Providencia, donde se puso la primera piedra del nuevo colegio en la calle Lota. Al evento asistieron el Presidente de la época, Carlos Ibáñez del Campo; el ministro de Educación, general Bartolomé Blanche; los embajadores de Estados Unidos y Gran Bretaña y otros diplomáticos. La construcción del imponente edificio del Santiago College fue complicada y estuvo llena de dificultades que arrastraron por más de un año y medio. Se contrató a la oficina de arquitectos de Josué Smith Solar y su hijo José Tomás Smith Miller, quienes formaban la dupla más prestigiosa de ese entonces y poseían la mayor experiencia en construcción de establecimientos educacionales. Se escogió el estilo arquitectónico colonial español del siglo XVI, con algunas modificaciones como ventanas más grandes y otros agregados modernos.
1933-1960: “El rectorado de Elizabeth Mason”
“Qué Dios las bendiga a cada una de ustedes y, como siempre, guarde al colegio en su amor”. Con esta frase Miss Elizabeth Caton Mason finalizaba cada una de las ceremonias que presidía. Dirigió el colegio durante 27 años y supo inspirar a las jóvenes a preservar en los valores que han guiado la institución desde su fundación.
Elizabeth C. Mason se formó como educadora y profesional en Estados Unidos y en Europa. Se tituló en la A. B. Goucher College para señoritas en Maryland, también había cursado estudios en el Teachers College de Columbia University en Nueva York, obteniendo el diploma de Masters of Arts. En esta última universidad se especializó también en “educación moderna para la juventud”, convirtiéndose en una verdadera autoridad en la materia.
Para muchos, la época de oro del colegio comenzó con su llegada en 1933. Ella con su empuje y determinación consolidó el prestigio del SC entregándole su propio espíritu. Durante el periodo en que duró su dirección, el Santiago College creció y llegó a ser considerado como uno de los establecimientos más importantes de Chile en la educación para niñas.
Miss Mason siempre trabajó para convertir al colegio en un establecimiento de excelencia. Uno de sus grandes aciertos fue adaptar la educación del SC a la modernidad y al progreso para favorecer a las mujeres. Asimismo, le dio gran importancia a la cultura. Traspasó sus conocimientos de historia, teatro, literatura y artes al alumnado, y reclutó a las mejores profesoras de canto, baile y drama. Elizabeth consiguió que las señoritas del SC fueran conocidas en todas partes por su gran cultura.
En el plano religioso, Miss Mason le dio al SC la apertura y tolerancia de credo que goza hasta el día de hoy. Para las ceremonias invitaba a representantes de todas las iglesias porque para ella lo más importante eran los valores del colegio, que no eran exclusivos de ninguna religión.
Sin duda, Elizabeth Mason dejó una huella indeleble en el corazón de todas las generaciones que egresaron del SC. Muchas de las tradiciones del colegio que perduran hasta hoy, como el Last Chapel y la ceremonia del Commencement con los caps and gowns y el evergreen chain, fueron ideas de ella.
1972: “El colegio mixto”
El Santiago College abrió sus puertas a los hombres en marzo de 1972 y se inició así un nuevo periodo en la historia del colegio. Los primeros alumnos ingresaron ese año desde prekinder a cuarto básico y la primera promoción mixta se graduó al cumplir el colegio 100 años de existencia en 1980.
Es importante recordar que en 1881, los fundadores abrieron una sección para hombres en un edificio contiguo. Pero ésta funcionaba en forma independiente del colegio para niñas y cerró años después a raíz de las diferencias que se produjeron entre Ira La Fetra y Fletcher Humphrey, director del colegio masculino.
El colegio mixto trajo una serie de repercusiones y en un comienzo fue difícil adecuar los espacios y la mentalidad de todos los involucrados. Los profesores que estaban acostumbrados a educar solo a mujeres solían referirse al grupo en femenino y debían corregirse rápidamente. Asimismo, se siguió hablando de las “ex alumnas” durante un tiempo, aún después de la incorporación de varios ex alumnos al Alumni. Pero, en definitiva, el cambio fue positivo.
En una entrevista publicada en el Alumni News en 1984, Rebeca Donoso, directora del SC ese entonces, opinó acerca de la incorporación de los hombres: “Se supone que vivimos en una sociedad mixta en la que coexisten hombres y mujeres en forma natural. El colegio mixto educa mejor a los niños para el futuro, enseñándoles hábitos de convivencia que les servirán toda la vida”, señaló.
1980-1985: “El centenario y el terreno en los Trapenses”
El centenario del SC fue recibido con alegría y emoción por la comunidad, no solo por la cantidad de años que cumplía la institución, sino porque coincidía con que la dirección del colegio estaba en manos de una ex alumna, Rebeca Donoso Palacios, clase de 1959, formada bajo las enseñanzas de las directora Miss Elizabeth Mason.
A comienzos de esta década el edificio de Los Leones comenzaba a verse limitado para la cantidad de alumnos y no tenía más espacio para donde crecer. Además, por el hecho de ser mixto, necesitaba un espacio más amplio para la práctica de los distintos deportes. Ante esta realidad se inició una búsqueda por un terreno más adecuado.
El 29 de octubre de 1985 se firmó una promesa de compraventa entre los monjes Trapenses y la Fundación Educacional Santiago College, por un terreno ubicado en la continuación de Lo Curro. El sitio era tres veces más grande que el tamaño del de Los Leones y fue adquirido con el compromiso de que en un plazo de 20 años se construirían allí canchas para deportes y salas de clases.
El desafío entonces era construir el colegio del siglo XXI, pero sin perder la tradición y el sello del Santiago College. Los arquitectos decidieron rescatar elementos del pasado y a la vez responder a las necesidades del nuevo siglo, incorporando todos los avances tecnológicos necesarios para implementar los más modernos sistemas de educación. La tradición del SC quedó representada por tres elementos que se encontrarían en el acceso del nuevo colegio: un Rose Garden, el arco de la entrada y la fachada que tiene el mismo carácter monolítico del claustro que da hacia la calle Lota.
2014: “El Santiago College del siglo XXI”
Con el inicio del siglo XXI comienza un periodo de trascendentales cambios en el SC y quien tendrá un rol protagónico en esta nueva etapa es la directora designada por el Consejo Superior en noviembre de 2004, la ex alumna Lorna Prado Scott, hija de la recordada profesora Lorna Scott.
“Loly” como la llaman sus cercanos, se tituló de Profesora de Enseñanza Básica con mención en Inglés y Educación Física de la Universidad de Chile. En 1979 obtuvo una beca en Educación y Deporte y partió rumbo a Alemania donde vivió por un año. Además, tiene un Magíster en Administración y Gestión Educacional y en 1999 fue acreditada por la International Baccalaureate Organization (IBO) como instructora del Primary Years Program (PYP) para dictar talleres en Norteamérica y Latinoamérica en el ámbito de la educación.
Lorna Prado se fijó importantes metas al ser nombrada directora del Santiago College. Su primera prioridad fue la construcción de un plan estratégico, en conjunto con el Consejo Superior, para definir el lugar físico donde se encontrará el colegio durante los próximos 100 años: el terreno de Los Trapenses. “El colegio necesita nuevas instalaciones donde podamos contar con mayores avances tecnológicos, más áreas verdes, lugares de esparcimiento, estacionamientos, accesos y escapes más seguros”, explica Lorna.
Es así como, el miércoles 8 de Mayo de 2013 se inauguró el nuevo plantel educacional. Un proyecto arquitectónico de vanguardia, que valida el pasado, pero que mira hacia el futuro conservando la tradición.
La ceremonia contó con destacadas autoridades del colegio, tales como la presidenta del Consejo Superior, Colette Saieg; Arturo Valenzuela, miembro del Board of Trustees ; la directora, Lorna Pardo Scott; entre otras personalidades.
“From us to those who follow us: una herencia llena de responsabilidades que, protegidos por estos nuevos muros, dejan la inmensa tarea de avanzar con la memoria intacta de la historia, con la brújula perfecta del presente y -por sobre todo- caminar hacia el futuro apoyados en las raíces profundas del legado del Santiago College. Aquellas raíces que no se cortan y que no se transan, pero que sí se traspasan de generación en generación, a través de los siglos y sin perder el alma mater”, enfatizó Lorna Prado Scott en el discurso de inauguración de este nuevo edificio, que será la nueva casa del colegio del siglo XXI.
Otro de los objetivos primordiales para esta nueva directora es enfatizar la importancia de los valores que el SC ha inculcado a sus alumnos a través de su larga trayectoria: responsabilidad, honestidad, respeto, tolerancia, integridad, lealtad, cortesía, solidaridad, liderazgo, compromiso con un alto nivel académico y alegría de vivir.
Poseedora de un profundo amor por su colegio, Lorna quiere enfatizar las tradiciones y raíces del SC. Su visión vanguardista es uno de los pilares fundamentales que la ayudarán a mantener la excelencia académica que ha perdurado en el Santiago College desde que se fundó y que lo han situado entre los líderes de la educación chilena.
Han pasado más de cien años desde que Ira y Adelaide La Fetra emprendieron el desafío de fundar el SC y llevarlo a ser el colegio de excelencia que es hasta hoy. El correr de los años y el desarrollo de un mundo más globalizado, competitivo y tecnológico no han sido obstáculos para seguir entregando los más altos ideales de la educación, una formación cristiana, pero sin sectarismo, y una enseñanza bilingüe marcada por firmes valores y principios.